“La esencia del recetario aragonés, a la mesa ”
Cuando uno piensa en un establecimiento para comer un buen asado de ternasco de Aragón, fritada de conejo con caracoles, huevos al salmorrejo, callos de ternera o ensalada de conejo escabechado con frutos rojos, La Rinconada de Lorenzo es una de las primeras opciones en Zaragoza. Cocina sincera y de mercado en la que se apuesta, sobre todo, por un recetario bien elaborado.
Sin duda, es su principal seña de identidad: la cocina tradicional aragonesa, y los hermanos Javier y Óscar Navascués la interpretan de maravilla. Creen en el producto de cercanía, lo defienden y saben transmitirlo a sus clientes. Ellos y sus parejas, Elisa Júdez y Belén Arroyo, además de Eli Navascués, la tercera generación del proyecto.
Con el campeón jotero Lorenzo Navascués y María Cruz Badía empezó todo en 1970 y la esencia de esas raíces se conserva también en la decoración. A la mesa se disfruta tanto de la comida como del encanto de un restaurante típico aragonés.
“La esencia del recetario aragonés, a la mesa ”
Cuando uno piensa en un establecimiento para comer un buen asado de ternasco de Aragón, fritada de conejo con caracoles, huevos al salmorrejo, callos de ternera o ensalada de conejo escabechado con frutos rojos, La Rinconada de Lorenzo es una de las primeras opciones en Zaragoza. Cocina sincera y de mercado en la que se apuesta, sobre todo, por un recetario bien elaborado.
Sin duda, es su principal seña de identidad: la cocina tradicional aragonesa, y los hermanos Javier y Óscar Navascués la interpretan de maravilla. Creen en el producto de cercanía, lo defienden y saben transmitirlo a sus clientes. Ellos y sus parejas, Elisa Júdez y Belén Arroyo, además de Eli Navascués, la tercera generación del proyecto.
Con el campeón jotero Lorenzo Navascués y María Cruz Badía empezó todo en 1970 y la esencia de esas raíces se conserva también en la decoración. A la mesa se disfruta tanto de la comida como del encanto de un restaurante típico aragonés.