“Espacio informal y
tradición interpretada”
Tradición y vanguardia se dan la mano en este gastrobar en el que el cocinero Carlos Lardiés deja su impronta desde hace tres años buscando la armonía de productos y sabores. Muchos de ellos de cercanía, pero si hay que acudir a las mejores lonjas del Cantábrico y el Mediterráneo, en ellas ´pesca` el propietario de La Goyosa.
En este local, el concepto de gastrobar lo define no tanto la comida como el espacio, informal y abierto a compartir a la mesa. Del recetario tradicional merece la pena reseñar los callos de ternera, que se acompañan de un huevo ecológico a baja temperatura. La paletilla confitada y deshuesada ofrece sensaciones muy curiosas al presentarse con puré de patata trufado y baba ganoush de berenjena.
También se puede degustar una curiosa versión de los caracoles a la antigua, y entre las recetas que han triunfado en la corta trayectoria de La Goyosa, hay que citar la papada confitada marcada en un kamado japonés, que se deshace en la boca.
“Espacio informal y tradición interpretada”
Tradición y vanguardia se dan la mano en este gastrobar en el que el cocinero Carlos Lardiés deja su impronta desde hace tres años buscando la armonía de productos y sabores. Muchos de ellos de cercanía, pero si hay que acudir a las mejores lonjas del Cantábrico y el Mediterráneo, en ellas ´pesca` el propietario de La Goyosa.
En este local, el concepto de gastrobar lo define no tanto la comida como el espacio, informal y abierto a compartir a la mesa. Del recetario tradicional merece la pena reseñar los callos de ternera, que se acompañan de un huevo ecológico a baja temperatura. La paletilla confitada y deshuesada ofrece sensaciones muy curiosas al presentarse con puré de patata trufado y baba ganoush de berenjena.
También se puede degustar una curiosa versión de los caracoles a la antigua, y entre las recetas que han triunfado en la corta trayectoria de La Goyosa, hay que citar la papada confitada marcada en un kamado japonés, que se deshace en la boca.